La relación entre los drones y la agricultura no ha hecho más que empezar y promete un futuro de innovaciones que una generación atrás ni tan siquiera podía imaginar. No han pasado ni 50 años que la palabra “labrador” ha sido sustituida por el concepto “agricultura de precisión” en el vocabulario del gremio.
No fue casualidad que uno de los proyectos seleccionados a participar en la pasada edición de la aceleradora Orizont fuese FuVex, una startup que quiere mejorar la eficiencia y autonomía de los drones con una tecnología pionera en el mundo.
En esta ocasión queremos profundizar en las claves sobre el prometedor futuro de esta tecnología respondiendo a cinco preguntas fundamentales:
Las aplicaciones de los drones en el mundo de la agricultura aumentan a medida que la tecnología y la capacidad de estos mejora. El principal uso, que ha dejado de ser experimental y tiene pleno uso comercial, es la monitorización del crecimiento y la salud de los cultivos para la detección temprana de cualquier tipo de problema.
Verifican que las plantas crecen donde se desea y de la forma esperada de una forma rápida y frecuente. Esto sirve para la inmediata detección de problemas antes de que éstos se reproduzcan o se extiendan (plagas, etc) pudiendo poner remedio sólo en las zonas donde haga falta. Los drones son los precursores de eso que ahora se llama “agricultura de precisión”. Del mismo modo, ayudan a planificar la aplicación de fertilizantes señalando las zonas donde se necesitan.
Hasta ahora la verificación de la salud de un cultivo se realizaba a pié por lo que la falta de una visión panorámica, obstáculos en el terreno y la imposibilidad de comparar al instante unas zonas con otras hacía imposible un análisis certero y objetivo.
En los años 70 se utilizaban imágenes satélite con las que se hacían estimaciones según un patrón que mostraba la longitud de onda infrarrojas las mismas. Los actuales drones poseen cámaras especializadas que interpretan esos colores mucho mejor gracias a software creado a tal efecto.
Los drones permiten una verificación rápida y económica de una parcela de terreno, y resultan especialmente indicados cuanto mayor sea la superficie de esta ya que son capaces que trasladarse de forma ordenada de un sitio a otro sin dejar un metro cuadrado sin “escanear”.
La industria del dron acaba de surgir pero pronto será una tecnología accesible para agricultores con pequeñas explotaciones.
La detección temprana de problemas de plagas posibilita la aplicación de químicos antes de que el problema se extienda y de de una forma localizada por lo que podemos disminuir drásticamente el gasto en plaguicidas. El el caso de los fertilizantes sucede lo mismo.
En cuanto al riego nos ayudan a decidir dónde debemos aplicar más agua o menos, según las zonas que tengan más humedad o mayor carencia de ésta. Esto, además de ahorrar en consumo de agua, evitará que algunas zonas regadas en exceso padezcan enfermedades por exceso de riego.
Los drones son como un enorme escáner volador que captura imágenes que luego un software instalado en un ordenador analiza datos. Su funcionamiento es sencillo.
Gracias al GPS del aparato y un software especializado se le puede trazar un plan de vuelo con el objeto de sobrevolar cada metro cuadrado de un parcela o la parte que más nos interese. En ese recorrido el aparato tomara fotografías de forma ordenada y secuencial para que, una vez en tierra, se puedan componer con la ayuda de un software y así formar un gran mosaico o imagen detallada de toda la parcela de cultivo. Ese mismo software analiza la imagen en función de la luz reflejada en estas en foma de longitud de onda que transmiten la luz infrarroja de la clorofila. La clave está en los niveles de clorofila que tienen estas, en función de su estado de crecimiento, carencia de agua, alimento o padecimiento de alguna enfermedad.
Los drones no es el “acabose” de las explotaciones agrícolas. Traen ventajas hasta ahora inimaginables pero también tienen sus problemas. Por ejemplo están condicionados al clima, al igual que los avione so helicópteros necesitan unas condiciones adecuadas para volar. Del mismo modo, las variaciones en la luz solar en el terreno, provocada por ejemplo por el paso de las nubes, pueden dar problemas en los resultados.
Por otro lado aquellos que requieren de una conectividad a internet pueden tener problemas en determinadas zonas rurales alejadas de núcleos urbanos.
Existe una carencia de legislación que permita “en toda regla” su uso en cualquier tipo de circunstancia.
No tienen suficiente autonomía. Los drones que despegan verticalmente (como un helicóptero) consumen mucha energía y su uso es muy limitado sin una sustitución continuada de baterías. Por otro lado, los pequeños aviones no tripulados que acostumbramos ver en exhibiciones de aeromodelismo, no tienen ese problema pero necesitan de una pista de despegue que pocas explotaciones disponen. Ese problema es el que soluciona la tecnología de uno de los proyectos Orizont que fueron elegidos en la pasada edición de la aceleradora de proyectos agroalimentarios. FluVex posee una tecnología pionera en el mundo que permite a los drones tipo avión despegar en vertical sin necesitar de una pista de despegue.
Muy pronto veremos drones que no sólo detectan dónde es necesario aplicar fertilizante sino que directamente son ellos mismos los que lo dispersan y aplican.
Por otro lado a los avances de la gestión eficaz del agua, uso de sensores interconectados vía wifi basados en este término tan popular ahora como “internet de las cosas” estarán apoyados por el uso de drones con unos sensores complementarios a las cámaras digitales que detectarán las zonas en las que es necesaria una mayor cantidad de riego. Ese es el caso de la startup Gamaya que ya os descubrimos en nuestra sección “Inspiración Orizont” en nuestras redes sociales. Dentro de esa misma sección hablaremos de drones como los de Biocarbon Engineering que siembran y reforestan áreas de bosques.
Las perspectivas son ilimitadas, muy pronto pasaremos de los drones espantapájaros que también exista a los que, quién sabe, vayan al monte a recoger al ganado…