Lo anunciamos en la presentación de la segunda convocatoria de la aceleradora Orizont: según un informe de la FAO en 2050 se va a duplicar la demanda de alimentos en el mundo, especialmente en aquellos países que están en vías de desarrollo.
Por otro lado, la escasez de recursos hídricos y superficie cultivable es un problema que está demandando tecnología orientada a la producción ultra eficiente de alimentos. Con todo, se está creando el mejor “campo de cultivo” para el interés de investigadores e inversores. Según un estudio de la consultora McKinsey la media de retorno de inversiones en el sector agroalimentario cada vez es mayor: desde 2004 a 2013 se han incrementado una media anual del 17%, frente al 13% del sector de la energía o el 10% de las TIC’s.
El futuro de la industria agroalimentaria está marcado por los desarrollos tecnológicos e innovación otras especialidades además de la eficiencia en el cultivo de alimentos. La creación de nuevas especies vegetales más productivas, nuevos súperalimentos y la distribución de comida a través de internet son las principales actividades de las nuevas startups agrofood.
La agricultura de precisión consiste en la gestión de parcelas agrícolas sobre la base de la observación, la medida y la actuación frente al cultivo de diferentes especies en el mismo terreno. Implica la utilización de la última tecnología en satélites, y drones que son capaces de recibir mediante sensores información sobre la temperatura, humedad, plagas y progresión de los cultivos, GPS para la localización de dicha información, y software especializado que ayude a interpretar los datos de cara a realizar actuaciones preventivas o de gestión.
Muy unido a la agricultura de precisión se encuentra el revolucionario mundo de los drones. Vigilantes aéreos que son capaces de sobrevolar sin necesidad de piloto y con un coste mínimo miles de hectáreas recogiendo datos e información para su posterior análisis. Pero con los drones también se están desarrollando otros imaginativos y sorprendentes usos como son la siembra y reforestación de bosques, fumigación, vigilancia de robo de cosechas, hasta para ahuyentar a los pájaros… Tractores autómatas y robotizados de momento sólo estás entre los proyectos prototipables de las empresas del sector.
Tardaremos en ver drones que realicen servicio a domicilio de alimentos (Amazon ya lo está probando para algunos de sus productos), pero lo que es seguro es el crecimiento exponencial en el comercio electrónico de productos de alimentación. El pasado año, según un informe de Agfunder acaparó el 36% del total de las inversiones en industria agroalimentaria creciendo un 140% respecto al año anterior.
Queramos asumirlo o no, en 2050, año en el que se duplicará la demanda de alimentos especialmente en países superpoblados, contaremos con prácticamente los mismos recursos de agua y terrenos cultivables. Será necesario el desarrollo de cultivos de vegetales que “alimenten” el doble y cuya huella de impacto ecológico sea la mitad.
Por otro lado, el mercado demandará alimentos con un mayor número de nutrientes y que no sean difíciles de cocinar.
Los químicos, pesticidas o abonos químicos que dañen o dejen algún tipo de huella el medio ambiente están condenados a desaparecer. La industria de la biotecnología ha desarrollado métodos de cultivo industrial de agentes bacteriológicos y microbianos que están en la naturaleza y que han ayudado a las plantas a defenderse de las plagas y a obtener los nutrientes de la tierra de una forma más eficiente.
Por otro lado, sin recurrir a la tecnología genética que tantas controversias provoca especialmente en Europa, la selección científica y el cruce natural de especies vegetales están consiguiendo nuevas variedades de plantas más resistentes y con mayor productividad.