Las intolerancias alimentarias están a la orden del día. De hecho, en 1 de cada 4 hogares algún miembro de la familia sigue una dieta que restringe o evita el consumo de algún producto, según el estudio ‘Consumidor sensitivo’ realizado por Nielsen. En concreto, entre un 30 y un 50% de los españoles tienen intolerancia a la lactosa, que es una de las más comunes, mientras que cerca de 500.000 personas en nuestro país no toleran el gluten.
Ejemplos para combatir estas cifras son algunos de los proyectos que han participado en Orizont, relacionados con la predisposición genética a padecer intolerancias alimentarias, productos adaptados a personas con intolerancias o los denominados superalimentos, productos más naturales, menos procesados y con menos aditivos. Una nueva tendencia en el sector que se está haciendo un importante hueco en el mercado, pero que aún le queda un gran camino por recorrer. Mientras se desarrollan, desde la aceleradora agroalimentaria de Sodena hemos elaborado un decálogo con diez pasos a seguir para combatir las intolerancias alimentarias. ¡Toma nota!
- Una alergia o intolerancia nos avisa de que sufrimos algún desequilibrio intestinal por lo que es imprescindible consultar a un médico especializado para buscar un diagnóstico seguro sobre el problema.
- Poner en marcha una dieta personalizada en la que se elimine el componente causante de la alergia o intolerancia.
- Revisar siempre las etiquetas. Es imprescindible comprobar uno a uno cada alimento que compramos para asegurarnos de que no contiene entre sus ingredientes ese alérgeno o sustancia intolerante.
- Poner atención a la hora de cocinar en casa y lavar bien los alimentos, además de no mezclar los utensilios de cocina para evitar contaminaciones cruzadas.
- Evitar, en la medida de lo posible, algunos medicamentos que destruyen la flora intestinal como antibióticos o antiinflamatorios.
- Aunque son cantidades muy pequeñas, las trazas son sustancias desencadenantes del problema y es muy común encontrarlas en alimentos, en principio, tolerados por el consumidor.
- Controlar la dieta a través de revisiones con un endocrino que controle el peso y el índice de masa corporal, además de análisis de sangre periódicos para examinar algunas vitaminas que pueden disminuir al no ingerir o reducir el consumo de ciertos alimentos.
- El grado de intolerancia se puede reducir al modificar la forma de comer esos alimentos. Por ejemplo, tomar fruta con piel o sin ella, el cocer los alimentos antes de cocinarlos… hay muchas acciones que contribuyen a mejorar el grado de tolerancia.
- Aunque existen numerosas pruebas diagnósticas específicas como test cutáneos, prueba de hidrógeno en el aliento o análisis de sangre, entre otras. Sin embargo, el método más fiable es la recogida exhaustiva de información en un diario, donde se debe reflejar qué alimentos se ha comido, en qué cantidades y cuáles son los síntomas que han aparecido a continuación.
- La comunicación es fundamental. Salir a comer fuera o cenar en casa de unos amigos puede convertirse en una actividad de riesgo para algunos intolerantes y alérgicos, así que siempre conviene hablarlo antes y comentar cuál es la situación.
Con estos trucos, las intolerancias dejarán de ser un enemigo difícil de combatir.