El sector agrícola está bien situado para aprovechar la tecnología de Big-Data y muchas empresas están contribuyendo a su éxito. De hecho, han surgido muchísimas iniciativas que desarrollan diversos tipos de sensores en campo para capturar las condiciones del suelo, la salud de los cultivos, la humedad y otros puntos críticos de datos.
La tecnología ha aumentado la capacidad productiva, la rentabilidad y elevado la gestión agroalimentaria a un nivel más profesional y eficaz. Gracias a ella es mayor la información que gestores y gerentes tienen a su alcance.
De ahí la importancia del Big-data en la agricultura. Ayuda a realizar tareas de análisis de datos que no pueden ser realizadas fácilmente por los humanos en un ordenador con el software convencional. No busca la causalidad, sino tendencias. Por lo tanto, no nos dirá por qué un resultado particular ha ocurrido, pero podrá decirnos que el resultado es óptimo y representativo de un conjunto de datos muy amplio.
¿Qué plantar? ¿Cómo administrar? ¿Cuándo cosechar? Todas ellas son decisiones críticas. Y la solución está en el Big-Data, que proporcionará respuestas antes de que un productor se haga este tipo de preguntas.
El uso de tecnologías de sensores para monitorizar el riego de cultivos como una parte integral del proceso agrícola es un buen ejemplo de cómo aplicar Big-Data en la agricultura. Una finca agrícola puede generar gran cantidad de información útil que, gestionada de forma inteligente, podría mejorar los márgenes de beneficio de sus propietarios.
Siguiendo con este ejemplo, el uso del Big-Data podría combinar información sobre las previsiones meteorológicas y mediciones en tiempo real sobre el nivel freático con datos concretos sobre la topografía de una finca, para establecer un plan de riego eficiente o determinar la cantidad óptima de fertilizante a utilizar.
La perspectiva a largo plazo puede ser brillante. Y ya se está abriendo un camino en el ecosistema agrícola que conduce a un enorme valor económico y una mejora considerable en la gestión de riesgos para dichos productores.
Es evidente que para un agricultor es complicado crear la infraestructura necesaria para gestionar y analizar todos estos datos, pero actualmente hay empresas que han visto en la agricultura un nicho de negocio importante para el desarrollo de aplicaciones basadas en Big-Data. Compañías del sector, como Monsanto, o multinacionales del sector tecnológico, como Intel o IBM, ya compiten por hacerse un hueco en este sector en auge.