Ese futuro imaginado en el que el mundo se alimentaba de bichos ha pasado de los guiones de ciencia ficción a las primeros puestos en los intereses de los inversores en tecnología de alimentos. Pero no estamos hablando de saltamontes, gusanos o escarabajos que tradicionalmente vemos en programas de viajes por países del sudeste asiático o africanos, se trata de productos procesados cuyo principal ingrediente es polvo de moler insectos.
Ya existen compañías como Bitty o Exo que disponen de una amplia gama de productos elaborados a partir de harina de grillos como galletas, “patatas” fritas, barritas energéticas, etc. Productos de los que presumen su alto contenido proteico y la escasa huella ecológica en su elaboración.
El desafío de alimentar al planeta
En pocos años consumiremos este tipo de proteínas de forma habitual. De una forma u otra las estanterías de nuestros supermercados empezarán a llenarse de productos en cuya composición estará presente derivados de insectos. En 2013 la FAO elaboró un informe en el que defiende la alimentación basada en insectos ante el incremento de la demanda de alimentos y la disminución de recursos para producirlos (como agua y tierras cultivables). Por no hablar del problema medioambiental asociado a la ganadería y la producción de carne como el consumo de agua, pastos, etc.
Según dicho informe, los grillos comen 12 veces menos alimento que el ganado, cuatro veces menos que las ovejas, y la mitad que los cerdos y pollos.
Propiedades alimenticias
Los insectos tienen tanta proteína de calidad, ácidos grasos saludables, calcio, hierro y zinc que se presentan como sustituto inmejorable de la carne de res, el cerdo o el pollo. Y en el caso de los grillos además, su exoesqueleto se compone de quitina, una sustancia natural rica en fibra con microorganismos que benefician el proceso de la digestión.
El reto del sabor
Numerosos estudios aseguran que un alto porcentaje de consumidores estaría dispuesto a probar alimentos basado en insectos como sustituto a otros productos llenos de aditivos artificiales. De hecho, en EEUU la demanda de procesados de insectos es mayor que la oferta. Sin embargo una de las mayores barreras de entrada de este tipo de productos es su sabor.
Se dice que según el tipo de insecto el gusto puede variar de setas, camarones a frutos secos. Sin embargo, esta indefinición de gusto o el que no recuerde realmente al producto original al que trata de sustituir como en el caso de galletas o unos chips de patatas, puede ser un problema y al mismo tiempo un desafío de la industria agroalimentaria que quiera desarrollar su I+D en este campo.
Oportunidades de negocio
Inversores que han visto en los productos alimenticios basados en insectos una oportunidad de negocio empiezan a “salir hasta debajo de las piedras”. Muchos proyectos de emprendizaje especializados en la producción de proteínas obtenidas de los insectos están atrayendo la atención de aceleradoras y sociedades de capital riesgo. Es el caso de la startup americana Exo, dedicada a productos elaborados con harina de grillos, que en una primera ronda de financiación de la aceleradora AcceFoods obtuvo una recaudación 4 millones de dólares, atrayendo el capital de otras sociedades inversoras hasta llegar a los 5,6 millones de dólares.
Foto vía: Bitty Foods